Los lóbulos frontales del cerebro regulan la atención y la expresión de la emoción y el movimiento corporal. Una tendencia hacia un comportamiento impulsivo puede ser el resultado de actividad insuficiente en el lóbulo frontal derecho (principalmente) o de malas conexiones entre el lóbulo frontal y otras estructuras cerebrales. El comportamiento impulsivo puede desempeñar un papel importante en los trastornos tales como adicciones, TDAH, traumatismos y los trastornos de la alimentación. Tanto el tratamiento con Neurofeedback como la intervención cognitivo/conductual se han mostrado efectivos en el manejo de los problemas relacionados con el control de impulsos. Los protocolos de neurofeedback pueden cambiar los niveles de actividad de estas áreas del cerebro y restablecer la integridad de las conexiones, y por tanto reducir o eliminar los problemas causados por la impulsividad, asimismo, la terapia cognitivo-conductual puede ayudar al paciente a generar nuevos patrones de respuesta y estrategias metacognitivas que garanticen una mayor tolerancia a los distintos estímulos, reduciendo conductas impulsivas.